Llegamos a ser padre sin la más mínima lección.., solo lo que hemos visto u oído de quienes nos rodean, siempre pensé porque si existen tantas escuelas no pensaron en hacer una escuela para padres, no seríamos tan neófitos en cómo educar a nuestros pequeños hijos, que llegan, aquí estamos, aquí los tenemos ... y entonces... es allí cuando los abuelos aparecen a sacarnos con sus consejos de esta misión que no es la más fácil, tampoco lo más difícil.
Nuestra intuición de padres, el amor de quien entre aciertos y desaciertos, vamos haciendo de esos pequeñitos personas de bien, y allí no termina el trabajo; creo que no termina nunca, los niños no se quedan pequeños, crecen y allí comienzan otras lecciones que nadie nos enseñó, tengo la certeza que la mejor escuela; la que hace hombres y mujeres de bien es el hogar. Estudiamos para académicamente tener una profesión, pero no para ser gente decente, esto lo enseñan los padres, y hasta sin palabras, solo viendo el comportamiento, la educación, las acciones de nuestros padres "las palabras son enanos, las acciones son gigantes",nos hace buenos padres.
El tiempo que dedicamos a nuestros hijos, el tiempo que tomamos para darle las herramientas que necesitarán en la vida, cuando tengan que recorrer el camino solos, cuando vuelen muy alto y a lo mejor vemos como el vuelo es seguro. Pero si el vuelo no los lleva lejos, estaremos allí, esperando, para amorosamente decirles que deben seguir volando, somos padres toda la vida, y nuestro trabajo es enseñarles el amor a Dios, la fortaleza, el equilibrio, la humildad, el trabajo, la responsabilidad, la honestidad y eso lo aprenderán de ustedes queridos padres.
Sabremos que con nuestros aciertos y desaciertos firmamos buenos seres humanos, personas de bien, cuando veamos sus vidas por el camino correcto y cuando, con familias estables e hijos orgullosos de sus padres. Allí nos daremos cuenta nosotros del trabajo que hicimos amorosamente.